Como es ilegal comprar un lago, el inglés Lewis compró las 12 mil hectáreas que lo rodean. Lógico, ¿no?

Un grupo que lucha en defensa del agua, fue bloqueado por 40 monos de seguridad. Realizaban una marcha al lago reclamando por su soberanía, pero como para llegar al lago tenés que pisar tierra de Lewis, esa caminata patriótica era una invasión a propiedad privada. Bastante lógico también, ¿no? Nadie quiere que se le meta al living un ambientalista. El problema es que esa tierra nunca debió ser un living.

Son lógicas que ya conocemos: el multimillonario europeo quiere comprar algo que no está a la venta, laguna legal y un Estado lo permite, porque sí. Y si seguimos con los escenarios de la lógica cotidiana, uno pensaría que el pueblo argentino ganaría con esa venta. Pues no mi ciela por 1000. Pero eso ya lo sabemos también.

Hay algo que empieza a preocuparme y tiene que ver con las lógicas que aún no tenemos del todo caladas. Estoy hablando de libertarios.

En esta cuenta no queremos nombrarlos tanto, (no te vaya a aparecer uno). Además, ya les dan demasiada audiencia los medios con su circo. Hay uno de ellos, uno que adora el dinero, sabe cómo ahorrarlo y aconseja sobre inversiones globales, pero cuenta con ingresos mensuales garantizados por nuestro dinero. Un diputado que aporta a nuestra patria lo mismo que los gauchos de Lewis. Este youtuber devenido en “político”, presentó un proyecto de ley para que las manifestaciones sociales se realicen en un lugar diseñado para protestar. Ahí lo tenés al p#$&***, llegó al Congreso para idear un protestódromo.

Se me ocurren miles de lugares para proponer, como el patio trasero de Joe Lewis, hombre al que sorprendentemente respeté un poco cuando leí de este Marrano.

Tenemos dos personajes polémicos en esta historia: el de afuera quiere tierras, nos quiere afuera de ellas sin tener que hacer política, pues tiene amigos que aseguran los grises de nuestra democracia para regalarles nuestros suelos. 

El otro es MADE acá. Tampoco quiere que lo molesten con marchas o derechos humanos. Le pagamos el sueldo y no puede presentar ni una idea que empatice con nadie más que otros Lewis y otros Marras.

Censura, GO HOME.