¿Qué hubiera sido de les habitantes de Indonesia, Japón o Filipinas sin el sistema de alertas que llama a la evacuación ante la amenaza de un tsunami, si aun con la tecnología las víctimas fatales se contaron de a miles, y las pérdidas materiales sumaron millones?

Pensemos esa misma situación pero con el escenario geopolítico: las nuevas derechas avanzan como una ola gigante, tragando todo a su paso. Y avisos sobran.

Las nuevas derechas se apropiaron del discurso rebelde y antisistema -lo que alguna vez supo ser una conquista de la izquierda-. Hoy son los militantes y representantes de partidos y organizaciones de ultraderecha quienes ocupan las calles para protestar. Y podemos repudiar sus consignas e incluso dudar de su veracidad, pero es pertinente preguntarnos: ¿están ganando la calle? ¿el arco político se la está cediendo? Hace unos días, Luis Brandoni expresó: “El peronismo perdió la calle, la calle la ganó la gente”. El discurso es peligroso, ¿las acciones aún más? No son locos y están por todos lados.

Quizás el mejor fenómeno para explicarlo sea VOX, en España: en tan solo cuatro años acumularon una fuerza militante de 60.000 afiliados, y varias voces jóvenes; porque ese es otro condimento: el fascismo ya no está únicamente en la boca del tachero con bigotes. Ahora también las voces jóvenes vomitan consignas racistas, xenófobas y ultraconservadoras.

¿Los viste? Piden ver teorías liberales en las clases de historia del colegio, se oponen al feminismo, usan remeras con la Bandera de Gadsden que tiene una serpiente con el lema Don’t Tread on Me (No me pises), o el logo de prohibido el Che Guevara. Son los jóvenes liberales o libertarios, en Argentina tienen como referentes Javier Milei, Luis Espert o Patricia Bullrich. En las redes tienen muchísimos seguidores y audiencia y están influenciados por Álvaro Zicarelli, Emmanuel Danann, “Tipito Enojado” y Lilia Lemoine, entre otros. Se definen como minarquistas o anarcocapitalistas. Qué problema si “hoy la rebelión no es ser de izquierda, sino liberal”.

Mientras todo esto golpea como patada de canguro en el centro del contexto político y social, el arco político está preocupado en sumar a su poroteo para las elecciones. Se gestan los tsunamis y nadie activa las alertas.

¿Dónde están los dirigentes que supieron pararse frente a frente a toda fuerza de seguridad durante los años macristas? ¿Dónde están los movimientos que copaban la Plaza? Hay una pandemia y eso no podemos pasarlo por alto, está claro. Pero son muchos los sectores que lavaron su línea política y discurso para evitar confrontar y así ganarse la simpatía del electorado. No hay que ser une iluminade para verlo.

Mientras tanto, la vanguardia liberal asoma por todos lados: están en la radio, en la televisión, en redes sociales y en la calle.