El 3 de junio de 2015, nos hartamos de hartarnos. Nos hartamos cuando mataron a Chiara, una joven de 14 años; estaba embarazada y su novio la enterró en el jardín de la casa de sus abuelos. Pero veníamos hartándonos desde antes, con Melina Romero, Adriana Zambrano, Wanda Taddei, Ángeles Rawson, con las miles de mujeres muertas por intentar abortar, con las miles de niñas y mujeres abusadas en sus hogares o violadas en la calle, con las travestis, trans y disidencias violentades sin siquiera ser noticia, por la violencia del hombre que es también la violencia del Estado.

Según un informe de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de la Nación, en 2020 hubo 251 víctimas de femicidio, de las cuales 6 fueron travesticidios/transfemicidios. Los datos del Observatorio de las violencias de género “Ahora que si nos ven” demuestran que 85 femicidios fueron cometidos entre el 1 de enero y el 29 de abril de 2021, 17 víctimas habían realizado al menos una denuncia, 10 tenían medidas de protección y al menos 60 niñes perdieron a sus madres como consecuencia de la violencia machista en 2021. 

La pandemia de las laburantes

Durante la fase más estricta de la cuarentena, trabajadoras del servicio doméstico fueron retenidas (en varios casos) por familias adineradas en sus casas de barrios cerrados. Sufriendo maltrato y las peores de las condiciones laborales existentes, algunas de ellas se encontraban sin otros recursos para rechazar esa relación laboral. ¿Qué pasa cuando las mujeres no tenemos nada más que nuestra fuerza laboral y esta es doblemente oprimida que la de laburantes en general? Quedamos a desdén de un empleador explotador, maltratador, como suele suceder, en complicidad con un Estado machista y ausente.

Leer nota completa para conocer el caso de Laura: https://ladefe.com.ar/la-otra-pandemia/

Y nos seguimos hartando porque aún no sabemos dónde está Tehuel de La Torre, por la superexplotación del trabajo y la crisis que la pandemia ha profundizado, el incumplimiento del cupo laboral trans, las villeras sin acceso al agua para poder sanitizarse, la justicia que sigue siendo patriarcal y las políticas públicas de cartón que no alcanzan, la violencia habitacional y la nula contemplación de los hogares monomarentales, el incremento de las tareas de cuidado y la mantención del hogar de las mujeres madres sin retribución alguna mientras Tom y Jerry discutían por clases presenciales o virtuales y avanzaba el juego electoral y las madres en su mayoría y los padres, corrían tratando de resolver entre el trabajo, las clases y las burbujas, los bajos salarios, la desocupación y la precariedad.  

Queremos compartir nuestro hartazgo, y el hartazgo de miles de mujeres, trans y travestis. Desde el 3 de junio de 2015, celebramos un montón de victorias y sabemos que son nuestras. 

Desde el 3 de junio de 2015 hasta hoy pasaron un montón de cosas, pero no dejaron de matarnos, ni el patriarcado ni el Estado.