Cuando compartimos fotos de víctimas de violencia, de trata, pibxs que fueron golpeades o asesinades por la policía, y exigimos “justicia”, ¿qué es puntualmente lo que estamos exigiendo?

En la Defe, entre otras cosas, acompañamos reclamos sobre distintos temas. Por ejemplo, mediamos en situaciones de familia para lograr un acuerdo de alimentos, o defendemos a laburantes frente a los incumplimientos de sus empleadores.

Muchas veces, las causas terminan en negociación: las partes discuten necesidades y llegan a un punto que debe cumplirse. En algunos casos es fácil delimitarlo: si un padre no se hace cargo de los gastos de su hije, el reclamo de alimentos se armará de acuerdo a lo que le niñe requiere para vivir: un techo, la comida, la ropa, actividades recreativas.

Cuando se reclama indemnización laboral, es un poco menos matemático. Pero la empresa empleadora debe resarcir todas las irregularidades cometidas con le laburante, todos los daños a su salud mental, hasta en algunos casos reincorporarle si fue despedide injustamente y este lo desea.

En situaciones como las nombradas es cuando podemos decir que logramos un poco de “justicia”. En debates que tenemos como organización, pensamos que “ser antipunitivista frente al robo de un celular resulta más sencillo que serlo frente a cuestiones de abuso o violencia de género. Es complicado tener una postura amplia cuando en realidad son cuestiones complejas que requieren un tratamiento individual”.

Pero cuando hablamos de derechos humanos, de crímenes contra la vida de las personas de forma directa, no es fácil definir qué es “hacer justicia” para las víctimas.

Principalmente, porque no es tan simple definir qué parte es víctima y cuál responsable. Vivimos en una sociedad que premia el consumo, la violencia y la discriminación por sobre la solidaridad, la unión y la empatía. Si pensamos en todos los casos de violencia y seguimos culpando de forma aislada a cada femicida, nunca va a frenar esta situación de emergencia que vivimos las mujeres hace décadas.

Una condena no logra justicia. Si hay tres violaciones un día, que dos de los perpetradores estén en cana unos años no resuelve nada. Si la policía mata a un pibe de visera, mientras no se desmantele el aparato represivo no hay alivio que genere realmente un cambio.

No hay forma de garantizar justicia mientras el rol del Estado siga siendo abandonar, separar, violentar, y luego castigar ¿qué es lo que se hace además de imponer una pena? ¿Creemos que mejora la vida de alguien mandando en cana a un pibe que robó un celular, o se cagó a piñas? Pensamos que “detrás de elles hay un Estado ausente y algunes gobernantes lo único que proponen es bajar la edad de imputabilidad”.

Por otra parte, es importante comenzar a pensar políticas reales de reinserción social para las personas que salen de la cárcel, en cuanto a la posibilidad de acceso al trabajo, casa, es decir: rehacer sus vidas luego de cumplir su condena.

Nuestra complejidad como Defe implica que pensamos desde distintos puntos de vista e integrar las áreas en pos de fomentar un proceso de justicia que trate de prevenir y alertar sobre las injusticias. Necesitamos repensar qué sistema queremos y necesitan las familias de les pibes y mujeres que este sistema daña o mata todos los días.

¿Ustedes qué piensan?