Amazonas y Ejé Livera son dos cooperativas íntegramente conformada por mujeres que desarrollan su trabajo en un taller ubicado en la Villa 31 (Barrio Mugica). Ambas se dedican a la confección: Amazonas se dedica al armado de mochilas, riñoneras y carteras a partir del reciclaje de parapentes, mientras que Ejé Livera a la lencería. Comenzaron a trabajar de manera conjunta a partir del 2019.

Ambas tuvieron distintas dificultades y razones por las cuales decidieron armar sus cooperativas, pero una que sin dudas las une es la falta de trabajo y de oportunidades -aún peor en las villas-. Sabemos de la importancia que tiene este tipo de iniciativas dentro de las economías populares y la lucha de las vecinas por generar su autonomía económica.

¿Cómo comenzó este camino?

Amazonas y Eje tuvieron sus inicios hace 4 años. Eran vecinas del barrio que compartían las mismas dificultades, unas saliendo del bachillerato y otras en busca de empleo.

“No poder conseguir un trabajo registrado por vivir en una villa. Tenía 20 años, el secundario completo y aun así no conseguía nada”, nos comentó Ana María Barrientos, integrante de Ejé Livera.

Fue así como tuvieron la iniciativa de emprender y comenzar a organizarse. Por su parte Eje Livera, contaba con que una de las integrantes había hecho un curso de corte y confección en La casa de Mujeres y Disidencias y por fuera había estudiado moldería de lencería porque era algo que le gustaba.

Las integrantes de Amazonas por su lado cuentan que iniciaron con poca experiencia en la costura y recibían donaciones de parapentes y paracaídas. En un principio esto les presentó un problema ya que era una tela muy resistente e impermeable. “Algunas no tenían ni idea de cómo agarrar una máquina de coser, otras pusimos todo lo que sabíamos y empezamos. Una descosía el parapente, otra lo lavaba, había que descoser, lavar y ver qué uso les podíamos dar”. Fue así como se les ocurrió hacer hamacas paraguayas y con el tiempo sumaron nuevos productos. No solo se destaca el trabajo artesanal que las compañeras desarrollan sino también la concientización y reutilización de estas telas que no tenían uso hasta que surgió esta idea.

El primer evento en el que se prepararon para comenzar a vender fue el encuentro de mujeres de La Plata. “Desde abril de ese año que nos empezamos a organizar para llegar con una buena cantidad de stock. Era a todo o nada, y nos fue re bien, vendimos todo” 

Luego cayó la pandemia, pero lejos de ser algo que las frustre buscaron la forma de seguir y de potenciar aún más la cooperativa. “Trabajamos cada una desde su casa, una cosiendo, otra cortando y así. Era ponerlo todo o dejarlo y logramos sacarlo adelante”, dijeron las compañeras de ambas cope ante ese escenario.

Con respecto al origen de los nombre de las coope nos cuentan que Ejé Livera significa “sentirse libre” en guaraní y es lo que reflejan en sus prendas ya que la lencería que confeccionan son a medida para todos los cuerpos y que los talles no sean un problema como sucede en los lugares tradicionales. 

Con respecto a Amazonas, una de sus integrantes, Maricela Escalante, relata que: “el nombre nos identificaba a nosotras mujeres guerreras que podemos estar en la lucha. Estar desempleadas o vivir en la Villa 31 nos margina y este nombre muestra que las vecinas que vivimos en las villas podemos trabajar, podemos salir adelante creando nuestra propia cooperativa, nuestra propia fuente de trabajo.” 

Como sabemos detrás de todo trabajo, hay dificultades que inevitablemente nos atraviesan, y para ellas esto también es importante contar. “Todos los fines de mes estamos haciendo cuentas para llegar a cubrir todos los gastos. Tener retiros, insumos, la mayor cantidad de ventas es una de nuestras principales dificultades, en una cooperativa no solo se viene a trabajar, se viene, se trabaja, se autogestiona, se busca ventas, se busca cómo llegar al objetivo y poder sacar ese retiro a fin de mes”, comentan desde Amazonas. 

Teniendo en cuenta que su trabajo se viene desarrollando ya hace varios años les preguntamos qué les gustaría hacer o como se ven en un futuro: “Lo que más nos gustaría sería tener un local, pero falta un largo camino, poder tener más maquinarias, poder brindar talleres a las compañeras de los barrios, y las vecinas, vecinos que quieran aprender. apuntamos a dar espacios de trabajo y hacer que la cooperativa sea conocida” 

Celebramos que la iniciativa no solo quede centrada en unos pocos, que quieran compartir sus conocimientos, laburar de forma conjunta, seguir creando, acompañándose, generando espacios de laburo para vecinxs de la villa. 

“Trabajar en la cooperativa es algo de lo más lindo que hay porque no estás sola, cuando necesitamos ayuda de todos los espacios salen personas a darte una mano”, sostienen y agregan: “Estamos apuntando muy alto con la cooperativa y tenemos todas las ganas de seguir trabajando en esto, es lo que nos hace sentir tranquilas y seguras porque no es lo mismo trabajar afuera. En la cooperativa proponemos nuestras horas de trabajo, las compañeras saben que están contenidas por las demás del entorno y esto de trabajar en dos cooperativas en conjunto hace que podamos trabajar y cualquier tipo de problema que haya entre todas lo podamos solucionar. Si hay ferias para salir, salimos y si la otra compañera de la otra coope no puede, estamos nosotras para ayudarla, acompañarla, es eso es tener un lugar de trabajo tranquilo. Esta dinámica nos está ayudando en la cooperativa para conocernos, reconocernos y también aprender a sostenernos.”

A pesar de ser dos cooperativas distintas, laburan de manera conjunta, con un mismo fin, comparten un mismo espacio, motivan a otrxs vecinxs a seguir por ese camino, quieren seguir fomentando y haciéndola crecer.