El avance de la derecha en algunos países de Latinoamérica está sacudiendo todas las bases. Son momentos cruciales en los que la organización y la lucha de los pueblos tiene que plantar bandera contra el fascimo.
Chile rechazó
Parece como si hubiese sido ayer cuando Chile despertó ante una situación de crisis social que llevó a muches a manifestarse en las calles pidiendo ser escuchades y tratades con dignidad, calles que fueron testigos del hartazgo de la sociedad en cómo los políticos de derecha manejan y toman decisiones que perjudican a la clase trabajadora envuelta en un sistema que intenta integrar, pero ¿a qué costo? A muchos: al constante sacrificio de llegar a fin de mes con un sueldo mínimo; a familias que intentan por todos los medios pagar un crédito disfrazado de beca para que sus hijos e hijas tengan la oportunidad de estudiar en la universidad, cosa que las anteriores generaciones no tuvieron; a les jóvenes que acarrean esa deuda universitaria con intereses que no van a terminar de pagar en vida; a tener un sistema de salud pública precario, que te aporrea y te deja esperando más de 10 horas en la guardia para ser atendido.
La gente en aquel momento se cansó, despertó sin temor y dijo ¡basta!, reconociendo que Chile necesitaba un cambio y que es el pueblo quien puede generarlo y tomar las decisiones para no caer en sistemas de planificación que no funcionan, porque no son acordes a las necesidades y problemáticas.
No obstante, pasaron dos años desde aquel despertar y tras la aprobación del plebiscito en octubre 2020 una oportunidad se presentó: Sí, el borrador de la nueva Constitución elaborada en el actual gobierno de Gabriel Boric que dejaría de lado la promulgada en 1980, con el propósito de generar un cambio, inclusión, reconocimiento de derechos que el pueblo chileno añoraba o… ¿Tal vez no? ¿Era suficiente? ¿Era lo que querían realmente? O simplemente ese despertar que tuvo Chile en 2019 se durmió con el tiempo, olvidando la lucha por una vida digna que incluya a todos y todas.
Si algo suele caracterizar negativamente a los seres humanos es que tiende a olvidar con el tiempo y la memoria resulta ser frágil, pero sí podemos destacar algo positivo es la lucha, la constancia y la perseverancia por lo que creen que es justo y por la igualdad de derechos, no olvidemos que ese reconocimiento se consiguió luchando hasta al cansancio.
Entonces, ¿qué pasó en Chile? ¿Por qué se rechazó esta nueva Constitución? La misma reconocía un Estado democratico, un pueblo plurinacional e intercultural; estipulaba sanciones graves ante violaciones a los derechos humanos; establecía reconocer la igualdad de género; garantizaba el derecho para acceder a salud, educación, el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados, el derecho a la vivienda digna y la alimentación adecuada; protegía el derecho de los animales y el cuidado del medio ambiente, etc. ¿Fue miedo a algo nuevo? ¿Fue mucho en relación a los derechos? ¿La gente leyó la nueva constitución?
Lamentablemente hubo mucha desinformación y manipulación por parte de los medios de comunicación, lo cual llevó a la gran mayoría a pensar que este borrador no era la mejor opción y por lo tanto, la gente optó por quedarse con lo conocido, que incluso por esa falta de información algunes votaron “rechazo” pensado que era para rechazar la constitución del 80.
Es normal temer a lo nuevo, el individualismo que nos inculcan, la globalización y el corrimiento de las instituciones como articuladoras de comunidad ha generado que en momentos de crisis prevalezcan aún más los discursos meritocráticos: todo se gana con trabajo, esfuerzo individual, el que “quiere puede” y el que es pobre debe seguir siendo pobre. Mucha de esta individualidad tiene relación con la historicidad y en cómo los gobiernos de derecha generan esto: derechos para unos sí y para otros no; que todo lo que se consigue es por meritocracia y que no todes pueden acceder a una vivienda propia, a educación y salud de calidad, derechos que son básicos y que al parecer un sector no quiere que todes puedan tener acceso porque eso “ya es un privilegio”; es más fácil generar discursos de odio unos contra otros y no permitir que el pueblo mejore su calidad de vida. Es una tristeza ver que la voz de una sociedad que había despertado y había estado en boca de todos los medios internacionales hace dos años, volvió a dormirse y conformarse con lo que tiene. Es claro que tras el triunfo del rechazo, la derecha sigue avanzando a pasos agigantados.
¿Y en Argentina?
En nuestro país el avance de la derecha es claro: Tenemos gente como Espert y Milei ocupando bancas en el Congreso. Si, fueron electos por decisión popular, pero ¿cómo llegaron allí? A través de una falta de representación política clara, los discursos de odio potenciados por los medios hegemónicos y un laburo en redes sociales que nadie vio venir. O si, pero lo posicionamos casi que “sin querer” con el consumo irónico, pero claro, nadie se hace cargo de eso.
La clara demostración de hasta dónde se puede llegar con esto fue el intento de magnicidio que sufrió la Vicepresidenta Cristina Kirchner la semana pasada. No podemos reducir todo a una persona mal llamada “loquito” cuando sabemos que están fogoneando los mensajes de odio hace años y para muestra basta con ver las bolsas mortuorias en Plaza de Mayo o la horca en pleno Obelisco en algunas de las marchas opositoras al todo.
Claro, todo esto no se gesta así nomás: tenemos noticieros y ejércitos de trolls que 24/7 se encargan de bombardear con información que la mayoría de las veces es falsa. En la vorágine diaria muy pocas personas pueden sentarse a buscar qué es lo cierto o qué no y la bola de nieve empieza a girar gracias a referentes nefastos como Viviana Canosa, Alfredo Leuco, Joaquín Morales Solá, Eduardo Feinmman entre tantos otros que “confunden” libertad de expresión con decir cualquier cosa con un sobre al lado.
La grieta que nos parió también tiene su parte. Como si fuese un Superclásico viven tirando de la cuerda con claros discursos de odio y más aún ahora cuando nos preparamos para el 2023. El problema es que el país no es un equipo de fútbol: somos una sociedad ahogada en inflación, desocupación, trabajos precarios y jubilaciones que no alcanzan para cubrir las comidas básicas del día y en medio de todo eso, la derecha quiere plantar bandera para seguir profundizando un modelo de desigualdad plena, poniendo en peligro la democracia que tanto nos costó conseguir. Ojo, esta democracia a veces parece solo un título cuando la policía mata pibes en los barrios o cuando alguna de las fuerzas desaparece personas de las que nadie sabe nunca más nada. Desde la oscuridad algunas prácticas siguen intactas como en la última dictadura, pero como sociedad debemos repudiarlas. La marcha del viernes pasado demostró que el Nunca Más no puede ser solo un título o un concepto, sino que es parte de nuestra idiosincrasia y si ya lo dijimos una vez, vamos a volver a la calle las veces que sea necesario para seguir ratificándolo.
Ele não
Jair Bolsonaro llegó al poder de Brasil a base de fake news y mensajes apocalípticos de la iglesia evangelista que sostenía que era el salvador como una especie de mesías y la oposición- representado en el candidato del PT Fernando Haddad luego de que Lula tuviera que bajarse por estar encarcelado- era el mismísimo diablo. Hay que destacar que Bolsonaro resultó ganador aún cuando casi ni se presentó en los debates debido a un supuesto atentado en su contra en uno de sus actos de campaña. Su figura fue creciendo con el apoyo económico y político de predicadores que tienen fuerte representación en el poder legislativo y que se vio reflejado en el escandaloso impeachment, encabezado por Sergio Moro, que le realizaron a Dilma Rouseff cuando juraban por la patria, dios y los militares. Y sobre este punto también hay que hablar: Jair Bolsonaro fue Capitán del Ejército y se ha pronunciado a favor de la última dictadura brasileña con frases como “el error de la dictadura fue torturar y no matar”.
En su haber, además de ir contra negres, colectivo LGBTIQ, feministas y un sin fin de etc, también carga con el asesinato de la consejala y activista Marielle Franco y su compañero Anderson Gomes. Si bien no fue durante su mandato, mientras Brasil vivía tiempos convulsionados las balas llegaron a ambos. El ex gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, denunció que fue destituido de su cargo en 2021 por Bolsonaro y Moro luego de que la trama empezó a revelar que la familia del mandatario está involucrada en el magnicidio. Porsupuesto que la causa no ha avanzado lo suficiente, pero el asesinato de Marielle marcó un fuerte presedente de cómo iban a ser las cosas.
Ahora se viene un nuevo desafío: Con Lula como candidato, Bolsonaro está buscando mil formas de hacer campaña, aún cuando hace poco su gobierno había empezado a tambalear, pero así y todo, parece imparable, aunque sigue disfrazando sus discursos con frases absurdas. Sin ir más lejos, la semana pasada en los festejos por el Bicentenario de Brasil, gritó que es “imbrochavel” que traducido al español significa que es un hombre con vigor sexual. Inentendible. Pero por afuera el clima social es tenso. El 10 de julio de este año, un dirigente del PT, Marcelo Arruda, fue asesinado en su cumpleaños por un policía que lo fusiló al grito de “Bolsonaro presidente, hijos de puta”. Hace unas horas hubo otro en manos de un bolsonarista que asesinó a un militante del PT en una discusión.
Las elecciones serán el 2 de octubre, por el momento según las encuestas están casi empatados con una leve diferencia de Lula. Ahora la campaña está caldeada y la realidad es que puede pasar cualquier cosa.
A modo de cierre
Después de este recorrido, se puede decir que el panorama social en los países mencionados es incierto y genera preocupación.
Estamos en tiempos complicados y todo puede llegar a ser una bomba de tiempo, sin embargo, la responsabilidad de quienes queremos vivir en democracias estables y con derechos para todes es fundamental.
Debemos estar informados, pero no solamente tomar un medio como referencia, sino que indagar y cuestionarnos las fuentes es clave. Pero por sobre todo debemos generar debates en todos los ámbitos de nuestra vida. Es claro que no todes podemos pensar igual, porque cada quien está atravesade por diferentes experiencias, particularidades y contextos que nos fueron formando y hacen parte de nuestra historia de vida, eso hace que haya diversidad y diferentes posturas. Sí, es controversial, pero al mismo tiempo escuchar con respeto al otre también es enriquecedor, no para intentar cambiar sus opiniones, sino para conocer los argumentos que mueven las otras posturas. Aunque exista un océano de diversas opiniones, hay un objetivo en común y es que todes queremos bienestar y estabilidad, por ello es que debemos estar más unidos que nunca, ser determinantes con lo que queremos para nuestra sociedad. Cómo la experiencia nos demuestra, el camino es la organización, la lucha por la igualdad e inclusión, que son claves en estos tiempos en donde la derecha parece poder avanzar para excluir y privilegiar a un determinado sector y alcanzar su propia estabilidad. ¿Es justo para toda la sociedad? Claramente no, porque son los empresarios quienes se enriquecen a costo de la clase trabajadora que precariza constantemente. Naturalizar esas situaciones es un grave error, por algo existen los derechos laborales, es el respaldo legal para ejercer nuestros derechos como trabajadores ante situaciones de vulneración de los mismos. Finalmente, es importante mantenerse despierte y no dormirse por la aparente imposibilidad de cambiar algo, no alimentarnos de las fake news, estar al tanto de lo que pasa constantemente y no bajar los ánimos. Son tiempos difíciles, pero es ahora donde debemos ser conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor… Si en algún momento despertaste, como aquel estallido social en Chile, que nadie ni nada vuelva a dormirte.