Claudio Castaño es el coordinador de la Cooperativa Textil Hombres y Mujeres Libres, que se organiza dentro del Movimiento de Trabajadores Excluidos. El taller, que funciona en la Mutual Sentimiento, sobre la Estación Lacroze, se levantó para darle una salida a personas que recuperan su libertad y regresan a la vida en sociedad torturadas, sin formación y con un estigma que las señala -si regresan, si sobreviven.

¿Qué pensamos -si pensamos- cuando pensamos en una persona privada de su libertad? Porque, adivino, tampoco es que le dediquemos mucho tiempo de nuestras vidas a pensarlos -si los pensamos. Total están ahí, lejos, donde no los vemos: igualito a la basura, que la desechamos dentro de un tacho, en una bolsa negra que más tarde se juntará con otras bolsas negras en ese lugar diseñado para apilar bolsas negras llenas de desechos.

Seguramente nunca, ni remotamente, cuando pensemos en una cárcel y sus habitantes -si los pensamos, insisto, si existe la posibilidad-, pensemos en organización, en ideas colectivas o en un cartel verde luminoso que señala una salida -y está bien, si la cárcel tal como existe es la puerta de entrada al ostracismo eterno.

La cárcel -dice nuestra propia Constitución Nacional- debe cumplir la función de reformar a toda persona que haya cometido un delito y resocializarla, quitándole únicamente la libertad de circulación. También dice que la pena de muerte fue abolida. Y también dice otras tantas mentiras.

En el Sistema Penitenciario Bonaerense, diseñado para albergar 24.100 personas, hay 40.000. Y 5.000 más alojadas en comisarías, donde es ilegal que una persona cumpla una condena -donde la policía quema presos vivos, como en Pergamino, Junín y Esteban Echeverría. Según auditorías realizadas por el propio Sistema, en los penales no hay suficiente espacio para recreación, ni para visitas familiares, ni para vivir. Tampoco hay suficiente oferta de talleres laborales o actividades académicas -si es que hay. Por supuesto que el correcto funcionamiento de servicios esenciales como agua o calefacción es impensado.

El panorama se repite en todas las Unidades Penitenciarias del país y el Complejo Federal, el único en CABA, emplazado en Devoto, uno de los barrios porteños con el metro cuadrado más caro. Las cárceles argentinas son, sin exagerar, una imitación tercermundista de los campos de concentración tan de moda en el siglo pasado. Y su fin también es el mismo: el exterminio de lo que -según el criterio del fascismo antes y las sociedades capitalistas ahora- sobra.

Encerrados en Marcos Paz, Claudio y otros compañeros soñaron una forma de escaparle a la condena perpetua de cargar con antecedentes penales. Entendieron que la supervivencia intramuros era tan solo la preparación para lo que les esperaba una vez liberados: no solo evitamos pensar en las cárceles y sus habitantes, sino que no nos hacemos cargo de quienes se reinsertan. Los dejamos a su suerte. Y no me refiero al Estado, que por supuesto es el responsable de la máquina de sangre carcelaria, también hablo de nosotros los individuos, los libres, los que pensamos que nunca podría pasarnos algo así. ¿A mí? No, a mí nunca.

¿Qué es la Cooperativa Hombres y Mujeres Libres?

La Cooperativa Hombres y Mujeres libres es un espacio de resistencia habitado diariamente por un montón de compañeros y compañeras con la posibilidad, con el sueño, de tener un laburo. La Cooperativa nace por la necesidad de tener un trabajo digno, porque es un tema bastante complejo e invisibilizado la salida de la cárcel. Parece que, en ese momento, cuando cruzás los muros, se resuelven todas las cosas, como si con la libertad sola ya alcanzara. Y lo que no entiende parte de la sociedad es que los compañeros salen con un montón de necesidades, hasta incluso sin vestimenta, sin posibilidades de derechos fundamentales como alimentación o vivienda. Y menos que menos la posibilidad de conseguir un trabajo con antecedentes penales. Entonces sí, la Cooperativa Hombres y Mujeres Libres es un espacio de resistencia, un espacio de familia, de compañeros.

¿Cuándo y cómo surge la idea de organizarse colectivamente?

La idea surge con algunos compañeros: esto se fue hablando con algunos compañeros en Marcos Paz, también con mi compañera Verónica, que me iba a ver, siempre pensábamos hacer algo colectivo. “Che, vamos a desarrollar algo, vamos a estampar, a sublimar”. Ya veníamos con la idea. Y con otros compañeros también detenidos, ya veníamos pensando en hacer algo en contexto de encierro.

Estábamos medios locos, imaginate que cuando nosotros se lo planteamos al director del Servicio Penitenciario Federal en una visita a Marcos Paz, obviamente la respuesta fue no. Seguimos con nuestro pensamiento y después de 3 o 4 meses le dijimos al director de ese penal que queríamos sacar toda la basura de ahí, que no haya ningún papel, ningún plástico, que no haya nada tirado en el piso. Inconscientemente, lo que estábamos haciendo era un trabajo colectivo. Esa fue nuestra primera autogestión. Después de un año con la plata de todo ese reciclado se compraron algunas sillas para una escuela rural que había ahí en Marcos Paz. Entonces ese fue nuestro primer espacio de autogestión, de laburo colectivo, de organización. Lo estábamos organizando desde el centro de estudiantes universitario. Estudiábamos en unas horas y en otros momentos hacíamos eso que no estaba remunerado, no estaba escrito en ningún lado, era todo de palabra. “Che, me abrís la puerta que voy a reciclar, que voy a juntar los papeles”, y andábamos con un palito con un pinche juntando todo lo que había tirado, y había bastante.

Y después otro lugar de organización colectiva fue porque como nos prohibían estudiar porque teníamos delitos graves y no sé qué. Terminamos el CBC y entonces el Servicio Penitenciario Federal nos dijo que no podíamos seguir estudiando y que no nos iban a trasladar al Centro Universitario de Devoto, que es donde se encuentra el espacio de la Universidad de Buenos Aires. Y todo ese transitar fue una organización, porque salíamos a la mañana muy temprano, nos traían a las 2 de la mañana y nos sacaban a las 3 del mismo día, y así pasamos horas y horas arriba de los camiones de traslado, malcomidos, todo. Pero bueno con ese sueño y con ese derecho de acceder a la educación. Ese fue el segundo momento de organización colectiva.

“Estábamos medio locos”, dice Claudio, con razón. Soñar dentro de una celda de 2×2 es un atrevimiento solo para los locos. Y ojo con soñar muy alto que te atajan al vuelo y te vuelven a la jaula. Pero la locura, a veces, es un elemento de supervivencia en un sistema -un sistema carcelario que está dentro de un sistema social que está dentro de un sistema económico que está dentro de un sistema político- que te exige normalito. Y Claudio y sus compañeros estaban re locos. Y sobrevivieron.

Más allá de esa organización del reciclado que fue iniciativa de ustedes ¿En Marcos Paz u otros penales hay alguna facilidad del Servicio para que se desarrollen actividades de formación laboral?

No, hay mucho ocio. Nosotros desde la organización de la rama Liberados y Liberadas del MTE estamos impulsando pabellones de la economía popular para que se den cursos de formación, oficios y reciclado en general en los penales. Y si, de parte de los servicios federales o provinciales siempre hay una negativa, nunca te la van a hacer fácil. Es sistemático: pasa acá como en el penal de Neuquén o en el de Chaco. Hay una resistencia impresionante. Dentro de la institución por ahí encontrás gente que tiene buena voluntad, pero la mayoría está corrompida. Sino habría educación universitaria en todos los espacios, porque según los índices, cuando las personas accedieron a la educación no reinciden. Y bueno, en este caso nosotros estamos diciendo “che, nosotros en libertad armamos un montón de cooperativas. Queremos armar cooperativas dentro de los penales, que las personas ya puedan salir con algún oficio, que puedan incorporarse a las cooperativas cuando salgan” y no te abren la puerta tan fácilmente.

Así que este año va a ser una lucha para incorporar o crear pabellones de la economía popular dentro de las cárceles. No todo el mundo puede acceder a la secundaria, no todo el mundo puede acceder a la educación terciaria o universitaria. Tampoco hay para tirar al techo, pero me parece que hay que formar a los compañeros para que se conviertan en trabajadores de la economía popular.

Al mismo tiempo ustedes están ocupando un espacio que debería ocupar el Estado y tienen recursos muy limitados para hacerse cargo de estas situaciones.

Totalmente, pero yo tengo que ser optimista. Mario Cafiero, el director de INAES, que falleció hace poquito, pero cuando apenas asumió nos empezamos a juntar todos los liberados y liberadas, hacíamos asambleas virtuales por la pandemia y todo, y Mario escuchaba. Después de 10 o 15 asambleas con liberados y liberadas de todo el país, Mario dijo: “¿Por qué no hacemos una mutual para brindar servicios? Porque escucho que tienen problemas psicológicos, que necesitan asistencia financiera para algún proyecto, que se organizan en cooperativas o que tienen el problema de los familiares que a veces no tienen para llevarles un paquete de comida“. Entonces parece que hay voluntad, quiero creer que hay voluntad política, que se va a armar una mutual conformada por liberados y liberadas apoyada por el INAES y por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que va a brindar servicios de asistencia psicológica, asistencia jurídica, todo lo que sea la parte social, medicamentos, alimentación y formación en muchas capacitaciones en oficios.

¿Cómo está funcionando actualmente la Cooperativa Hombre y Mujeres Libres?

Todos los compañeros entran entre las 8 y las 9, no es algo formal, algunos vienen 9.30 o 10. Y después cada uno se va cuando conscientemente dice “che, yo hoy tengo que estampar 100, estampo y me voy cuando termino“. O sea que no hay un horario de salida y entrada, pero la cooperativa funciona.

Ahora estamos haciendo camisolines para la provincia de Buenos Aires. No paramos de laburar la verdad. Este año fue un problema porque un montón de gente no tuvo laburo, pero nosotros no paramos de laburar en todo el año. A principios de la pandemia hicimos barbijos. Ahora humildemente largamos una página, una tienda nube, con nuestros productos. Siempre habíamos hablado de hacer nuestros productos. Sacamos unos shortcitos, unas remeras, un oversize para el flaco, para la gorda, para cualquiera que se lo quiera poner. Y bueno, le estamos poniendo onda siempre. Hicimos unos lazos allá en la costa atlántica con una cooperativa que da capacitaciones así que vamos a ver si hacemos algo en conjunto para que den capacitaciones virtuales para todas las cooperativas, cursos de la economía social, una diplomatura.

Luego de haber soñado, encerrado en Marcos Paz, con una organización colectiva que hoy existe y le salva la vida a un montón de gente ¿Qué te pasa frente a los discursos violentos y punitivistas contra los presos y ciertas libertades o derechos?

Me pasa que quiero hablar, quiero contar lo que hacemos. Quiero contar que somos 700 pibes organizados a través de cooperativas que no volvieron más a la cárcel, y eso no lo dice nadie. No son 5 pibes, son 700 personas. Nosotros vamos a dar cursos de formación ahora en febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio y agosto, y miraba hoy los espacios donde vamos a dar formación y es increíble, loco. Hace 3 años que estamos organizados un montón de pibes en Olavarría, Junín, Neuquén, Rio Negro, Lanús, Quilmes, Pilar, La Plata. La verdad es que nosotros sabemos que hay un discurso punitivista y también en el Frente de Todos. Lo escuchás hablar a Berni, que conoce de todas las cooperativas, y sin embargo nunca dice “che, por lo menos yo conozco esta experiencia que hay más de 30 cooperativas de 700 pibes que no volvieron a la cárcel“. Entonces él está mintiendo sobre la realidad. Siempre dice “meta bala, meta cárcel” y eso lo dice para la gilada, para un conjunto de la sociedad que compra el discurso de él.

Hay una parte de la sociedad que yo creo que si conociera bien esta experiencia diría: “vamos a apoyar acá para que nadie vuelva a cometer un delito, vamos a acompañar esto“, porque no es que vos nacés delincuente: cometiste un delito y te equivocaste. Me parece que, en una sociedad moderna, en una sociedad más justa, el cambio es cultural. Tenemos que empezar a pensar de otra forma. Porque si vos vas a condenar porque cometieron un delito una vez…

A mí me da mucha impotencia, a veces quiero hablar. Al pelado de Crónica le escribo siempre. “Che, loco, por qué no me dan derecho a réplica. Lo escuchamos al gil del Dipy que dice cualquier gilada y no me dejás contar que somos 30 cooperativas de constructores, carpinteros, textiles. O por qué no me conseguís laburo. Me das una mano, me llevás a la tele, yo digo que hacemos construcción, pintura, textiles, estampamos y todo, la gente se va a solidarizar y conseguimos laburo todos. Dejá de meterle mierda a la gente a la cabeza que está aficionada a la realidad”. Porque ningún pibe quiere estar adentro, en cana, y si el pibe llegó a la cárcel es porque tiene una banda de quilombos desde que tiene 3 años: o que los padres son alcohólicos, o pasaron por las drogas y la madre se fue y los abandonó, y el padre golpea a la madre, o viceversa, y viven en un barrio que no tienen ni una cancha de futbol, no tienen educación, los padres por ahí vienen de generaciones que no pudieron laburar nunca. No me vengas a decir que los pibes nacen chorros porque se les ocurre, tienen mil necesidades y la única posibilidad que tienen es que hay un narco en la esquina. que en el barrio todo el mundo sabe que hay fierro, y agarra un fierrito y roba un celular, se roba algo, dejá de hinchar las bolas.

Es necesario un análisis mucho más profundo que muchos no están dispuestos a hacer, o no les conviene.

No, no lo quieren hacer, no están dispuestos. Sabemos que aumentando las penas no baja el índice de delito, las cárceles están superpobladas. Esta gente que está gobernando tiene un problema importante. Ya hubo la última vez un motín bastante importante. Pasaron los meses y hasta el día de hoy siguen torturando a la gente privada de su libertad. Las últimas muertes no son casualidad. El abandono en la salud, claro, si te cagaron a palos en un lugar, en otro y en otro, no comiste por 2 o 3 meses o comiste para la mierda, obviamente que te vas a morir en un hospital, que encima ni te van a atender.

Nosotros denunciamos que el director del Servicio Penitenciario Bonaerense es un asesino, porque es el máximo responsable. El Ministerio de Justicia también se tiene que hacer cargo, no puede ser que de lo que vamos del año hayan muerto 7 pibes adentro de la cárcel. Y ni contar lo que pasó el año pasado, que estamos hablando de más de 35 muertes. Ellos generan violencia y más violencia.

No entiendo cómo no hay cambios estructurales, sabiendo que hoy se tortura en todas las cárceles de la provincia. Y que no alcanzan los trabajos de las organizaciones sociales y las organizaciones de derechos humanos. Porque hacer un relevamiento que están torturando a todos, si sirve, está bien; pero hacerlo durante 10 años y no llegar a una conclusión final es ser cómplice. Están viviendo 5 personas en 2×4 ¿De qué derechos estamos hablando? ¿De qué gobierno popular estamos hablando si no se toman medidas estructurales?

La mitad de la población está para salir con algún beneficio, el 50% está excedido de la prisión preventiva. Y la verdad es que creo que también en este gobierno no hay voluntades, es un discurso no más, pero la realidad es otra. Porque de una forma u otra no alcanza solo con escuchar. Las decisiones hay que tomarlas y son estructurales, sino no hay cambio. Porque yo me puedo sentar con vos y decir “sí, sí, es verdad” pero después pasa un año y no hay ninguna decisión estructural. Entonces, si ves que a 20 pibes le sacaron los ojos en el último motín y a un montón los quebraron y mataron a 4 o 5 y el jefe general del servicio penitenciario sigue todavía en el puesto, entonces bueno, no se entiende.

¿Cuál es tu objetivo con la organización colectiva?

Que haya espacios donde los pibes puedan decir “che, Claudio, tengo un amigo del barrio que acaba de salir o que está en cana” y decirle que venga acá, que hay para hacer electricidad, carpintería, nosotros pensamos que es por ahí. De hecho, cuando van a un lugar donde los recibe otro liberado u otra liberada es como que ahí ya hay una empatía, ahí ya vamos bien. Y poder ofrecerles algo como “che, Claudio, de textil no sé nada, estampado tampoco o no me gusta“, entonces “bueno, escúchame, hay construcción y carpintería“. Así pensamos que con este dispositivo vamos a sacar a muchos pibes para que no reincidan. Estamos convencidos de eso.

Los recursos son limitados y a veces estamos sacándolo del bolsillo nosotros. Recién hablaba con José, un pibe que venía hace 7 años atrás, cuando salía con la salida laboral y se iba con cien o ciento cincuenta pesos de ahora, y hoy tiene 4 espacios de herrería. O sea que estamos hablando de 40 pibes organizados a través del trabajo. Y recién este pibe me decía: “¿te acordás, gordo?” Porque ahora andamos por todos lados. Vamos a Neuquén, donde hay compañeros haciendo hongos; vamos a Olavarría, que son unos pibes que están reciclando, y la conversa vino porque lo fueron a ver a Marianito. Marianito es un pibe que estudió periodismo en Humanidades y Ciencias de la Política estando toda la vida detenido. Y la verdad es que cuando fui a ver a Mariano en Santa Teresita era para llorar, me emocioné y todo porque era un pibe, y lo vi con 12 compañeros en un galpón gigante todo lleno de reciclado y le dije “viste loco, se puede“. Entonces queremos hacer esas cosas, formar a otros compañeros para que también la puedan ver. Es por ahí, es con el trabajo, eso es lo que va a dignificar y es lo que va a hacer el cambio en las personas.

La Cooperativa Hombres y Mujeres Libres le salva la vida a un montón de sobrevivientes. Pero el problema es ese: para sumarse a la Cooperativa, para poder empezar a trabajar con ellos, primero hay que sobrevivir.

El 13 de enero, mientras entrevistaba a Claudio, en la Unidad Penal 6 de Corrientes Ezequiel fue molido a golpes hasta la muerte por efectivos del Servicio Penitenciario. Ezequiel estaba detenido por un delito que no cometió e iba a ser liberado al final de la feria judicial. Pero lo asesinó la cárcel. Y es solamente uno de tantos. Solo en 2020, el SP asesinó a 35 personas. Y otras tantas murieron por enfermedades mal atendidas, por COVID19, por abandono y por suicidio, que dentro de los muros es un crimen de Estado.

En abril de 2020, la pandemia detonó motines en todas las unidades penitenciarias del país. Por su ubicación y magnitud, el que tuvo lugar en el Complejo Penitenciario Federal, en Devoto, fue el que estuvo en todas las pantallas. Y el dispositivo represivo desplegado estuvo a la altura de las cámaras. Mientras agentes del Servicio Penitenciario Federal disparaban balas de goma, plomo y bombas lacrimógenas a los hombres trepados al techo del Complejo -que sostenían una bandera con la leyenda “nos negamos a morir en la cárcel”-, uno de ellos gritó: “¡Dejen de tirar, nosotros también somos seres humanos!”.

Las personas privadas de su libertad -o las que estuvieron- son seres humanos y, como tales, tienen todos los derechos. Parece que todavía hay que recordarlo.

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