Si sos mujer, seguramente experimentaste alguna discriminación a la hora de buscar trabajo. Partiendo del pedido de “Buena presencia” que claramente se rige bajo las normas de belleza hegemónicas, hasta las preguntas desubicadas en las entrevistas sobre tu vida personal o planes de embarazo. Ni hablar de las disidencias. Básicamente si no sos varón, conseguir laburo te cuesta mucho más trabajo, tiempo y esfuerzo. Y eso sin mencionar el tipo de trabajo, la jornada y los sueldos. Tema aparte.
Sin dudas, el mercado laboral es uno de los espacios más relevantes donde se producen las desigualdades de género, donde la brecha más significativa se presenta en el tipo de trabajo al que se accede y a los ingresos percibidos. Estas variables inciden directamente en la calidad de vida de las mujeres.
Un informe realizado por El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en el marco del día internacional de la mujer, indica que se redujo la desocupación en las mujeres jóvenes pero que creció la informalidad laboral.
Este informe, que utiliza los datos del tercer trimestre del 2021 de la Encuesta Permanente de Hogares indica que durante este año hubo una recuperación económica en la mayoría de las actividades generando un crecimiento de 4,1% del PBI en relación al trimestre anterior.
Partiendo de la premisa de que las crisis tienen mayor impacto en las mujeres, el informe analiza si sucede lo mismo cuando hay recuperación económica. De acuerdo a los datos disponibles, esta recuperación está acompañada por una disminución en la tasa de desocupación general, que durante el trimestre analizado, fue de 8,2% siendo el nivel más bajo de los últimos cinco años. Este valor presenta incluso, una mejora respecto a los niveles de desocupación pre pandemia, es decir, del tercer trimestre de 2019.
Sin embargo, esta recuperación no se da de manera igualitaria en toda la población económicamente activa, sino que presenta un impacto positivo mayor en los varones que en las mujeres. Al tercer trimestre del 2021 para las mujeres de entre 14 y 29 años la tasa de desempleo alcanzó el 18% y en los varones del mismo rango etario el 16,6%.
En cuanto a la tasa de informalidad, el tercer trimestre del 2021 no presentó ninguna mejora respecto al 2020. Sin embargo, en el caso de los varones si se percibe una mejora respecto a los valores del 2019. En el caso de las mujeres, dicha tasa no sólo se mantuvo en el mismo nivel respecto al 2019 (36%) sino que además se ubica varios puntos por encima de los varones, relación constante que mantiene desde hace más de 6 años. Resulta preocupante que en comparación entre el año previo a la pandemia (2019) y el 2021 los varones redujeron los niveles de informalidad mientras que las mujeres volvimos a tener exactamente el mismo nivel.
El informe sostiene que “La salida de la doble crisis generada por las condiciones macroeconómicas que dejó el gobierno anterior y la pandemia del Covid-19 fue con una recuperación del empleo lo cual también implicó la reactivación de puestos de trabajos informales”.
En términos de tasas, el momento que mayor igualdad en los niveles de informalidad entre mujeres y varones fue durante la pandemia. Esto puede explicarse si consideramos que el aislamiento provocó una fuerte caída de la tasa de actividad principalmente en los puestos de trabajo tradicionalmente informales, y a su vez, impulsó a que muchas mujeres abandonaran sus puestos de trabajos remunerados para realizar exclusivamente tareas de cuidados.
Las desigualdades de género estructurales subyacentes se hacen visibles día a día y se reconfirman analizando estos datos: las mujeres tienen un menor acceso al mercado de trabajo y cuando acceden lo hacen de manera informal, por sueldos de menor remuneración y sin derechos laborales. La violencia económica también es violencia de género.