Charlamos con Paula Mercedes Alvarado Mamani quien pertenece al Pueblo Kolla, es integrante de Asamblea de Articulación de los Pueblos del Kollasuyu. Conforma la Comunidad Indígena Tres Ombúes en la Provincia de Buenos Aires. Es abogada, especialista en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Llevó causas que involucran a Hermanos, Comunidades y Organizaciones Indígenas, entre ellas fue patrocinante de la Federación de Comunidades Indígenas del Pueblo Pilagá, (la “Masacre de Rincón Bomba Genocidio de 1947, Provincia de Formosa)” y llevo adelante el primer juicio por Crímenes de Lesa Humanidad contra Pueblos Originarios en el Estado Argentino.

¿Cómo empezaste a militar?

Estudié abogacía por una cuestión de pensamiento e ideologías. Entendía que la matrícula, la credencial es una herramienta para poder estar en otros lugares que por ahí no hay acceso a determinados derechos, eso yo ya lo tenía claro. Entendía que el ser abogado puede frenar ciertas cosas. Y cuando empecé el CBC no fue de mucho agrado, porque hay claramente materias que no tienen que ver con la justicia y el sentido de la justicia, sino que justamente son materias dedicadas a lo patrimonial. Pero luego empecé a estudiar Ciencias Políticas. Esta carrera me llevó por lo que serían las Relaciones Internacionales porque mi fuerte deseo era ser parte de Naciones Unidas, entendiendo lo complejo que es esto, pero ya desde tercer o cuarto año quería estar ahí. Hice las dos carreras simultáneamente durante muchos años.

¿Cómo ingresaste a la APDH (ONG: Asamblea Permanente por los Derechos Humanos)? 

Estuve desde 2007 en la en el área de relaciones internacionales. Hacíamos todo lo que siempre soñé, denuncias a relatores internacionales, dentro del consejo de derechos humanos, consejo de seguridad, actividades que tenían que ver con discriminación y racismo. Yo redactaba las denuncias a nivel internacional y se presentaban en el Consejo de Derechos Humanos, Ginebra, Costa Rica. Era todo lo que a mí me gustaba, y era un trabajo voluntario. Y así estuve hasta el 2015 en la comisión de relaciones internacionales.

¿Cuándo podrías decir que comenzó tu acompañamiento más activo? 

En 2010 se reabre la comisión de pueblos originarios en la APDH que había estado inactiva por muchos años, de la mano del obispo Aldo Etchegoyen. Yo era su secretaria y hacía la militancia de pueblos indígenas y lo que podía ver que se podía denunciar -en realidad todo se denunciaba- me lo llevaba al área de relaciones internacionales y ahí hacíamos las denuncias a nivel internacional. También empezó el acompañamiento más activo en el ámbito de derechos humanos. Hasta ese momento no tenía una militancia de organización indígena, sino que era yo quien se reconocía como indígena. Hasta 2010/2011 era “la que sabía de pueblos originarios en la APDH”. Empecé a articular con un montón de organizaciones: Amnistía, Serpaj y más organizaciones vinculadas a derechos humanos en defensa de los pueblos indígenas.

Y, por otro lado, también empecé el tema de los juicios de Lesa Humanidad, que ya se empezaban a abrir y fui la encargada. Cuando tuve la matrícula empecé a articular más, me encontré con cosas que no me agradaban entre los colegas, situaciones de paternalismo que yo ya no me bancaba, aparte empecé a tener mi militancia. Cuando viajaba a Jujuy no me quedaba en mi casa sino que salía. Participaba de asambleas de barrio, tuve otro tipo de recorrido en el territorio jujeño y después con todo esto de viajar, fui a Formosa, Chaco, al Sur… También hay otra relación que te genera el contacto con los hermanos y las hermanas. Hay una diferencia que se genera cuando te presentas como organismo, incluso ya el color de piel y la ropa, a mí venían hermanos y me decían: se vienen acá con zapatos taco alto a militar. 

Después de un tiempo había cosas que no me cerraban, por ejemplo había abogados que defendían a los mapuches y después tenían sus “sirvientes” que les limpiaban la casa y eran Mapuches que ni siquiera estaban registradas. 

Caso Rincón Bomba

Paula Alvarado Mamani llevó el primer juicio de Humanidad al Estado por la Masacre de Rincón Bomba. El 10 de octubre de 1947 bajo la comandancia del presidente constitucional Juan Domingo Perón se inició la matanza planificada en la que fueron asesinadas, violadas, esclavizadas y desaparecidas miles de personas, incluyendo niñxs, mujeres y ancianxs pertenecientes al pueblo pilagá en Formosa. Recién en el 2020 el juicio se resolvió a favor y lograron el reconocimiento judicial del hecho como genocidio, así como la obligación del Estado de conmemorar el crimen y resarcir moral y materialmente al pueblo pilagá. 

¿Cómo comenzaste a involucrarte en el caso de Rincón Bomba?

Empecé a llevar casos individualmente, que nadie los tomaba. Esto implicaba un montón de cosas: que no haya prensa, que no tenga plata, no tengo pasaje, no tengo contactos y eso se lo planteaba a los acompañados y muchos con tal de que haya un acompañamiento aceptaban. En el 2014 empiezo una militancia súper fuerte con las comunidades de Formosa. Ya no era más secretaria sino que estaba a cargo de la comisión, y coordinaba absolutamente todo, además estaba en otras comisiones ambiente, relaciones internacionales, pueblos originarios, tema de trata de personas y empecé a trabajar en los juicios de Lesa. 

En 2013, la Federación de Comunidades Indígenas del pueblo Pilagá solicita la intervención de la APDH en el caso de Rincón Bomba, yo me involucro, me contacto con la gente de Formosa y me llamaba la atención por qué no lo llevaban ellos antes, si en la provincia había sede, qué pasaba con los abogados lugareños, muchas cosas raras. Empiezo a contactar con lxs hermanxs Pilagá y me entero que ellos no tenían acceso al expediente.

La APDH nacional decidió que solo podía participar visibilizando. Los hermanos de Pilagá no confiaban en abogados de Formosa, por las situaciones anteriores

por eso venían a Buenos Aires a buscar un abogado, querían que esté presente la organización. Hubo idas y vueltas, yo empecé a articular directo con ellos.

Un camino autogestivo

¿Qué es lo que te mantiene con la fortaleza de seguir eligiendo el camino de la independencia y autogestión?

Sostengo la fortaleza y la autogestión porque tengo una convicción, o por lo menos creo entenderla, de la autodeterminación de nuestros pueblos, y un ideal muy profundo que entiendo por la cosmovisión indígena, y en ese sentido la trato de llevar a todos los ámbitos. Y esta autodeterminación también no solamente como un derecho, sino como una forma de poder guiarse, como principio guía, tanto en relaciones colectivas como en relaciones individuales, individuales quiere decir con autodeterminarse cada uno de nuestros cuerpos ese sentido.

Entre muchos casos que llevó adelante Paula se encuentra también acompañando a la familia de Darío Santillán. Es admirable la convicción con la que llevó adelante sus luchas frente a los obstáculos que le tocó atravesar para defender la autodeterminación de los pueblos y de los derechos humanos.