La OIT (Organización Internacional del Trabajo) decretó que cada 28 de abril es el Día mundial de la Seguridad y la Salud en el trabajo, “con el objetivo de prevenir daños y enfermedades en los espacios de trabajo y crear conciencia…. Etc.” Lo mismo de siempre. De hecho, hay carreras de formación al respecto y certificaciones, premios, habilitaciones y todos los chiches.

¿Vamos a hacer berrinche y decir que esto para las empresas es una puesta en escena para evitar multas y lograr buena publicidad? Sí.

La seguridad y salud son muy importantes en cualquier espacio de trabajo, para garantizarlas necesitamos que el Estado pise fuerte y obligue a la empresas a tomar las medidas que corresponden para prevenir daños y enfermedades y a las ART a hacerse cargo de cualquier conflicto que surja.

Pero no podemos simplemente exigir a los gobiernos que decreten leyes y las hagan aplicar en el sector privado cuando dentro del mismo Estado o en empresas tercerizadas del mismo, nos encontramos con condiciones de laburo deplorables. 

El 3 de abril murió un trabajador del subte por haber estado en contacto con asbesto en la línea C. Docentes son obligades a ir a trabajar en medio de una pandemia con un pico máximo de contagios y muertes, a escuelas que no cuentan con los recursos suficientes para asegurar los protocolos necesarios; sólo para que Larreta pueda hacer su campaña electoral.

En cualquier rubro y espacio de trabajo, consideramos la salud como la integración de elementos necesarios para que les laburantes puedan realizar sus tareas siendo respetados sus derechos, sin maltrato y en las condiciones que corresponde. 

Las responsabilidades de las empresas de privadas y públicas para con les laburantes no deben ser solo un cartel de “habilitado” ni un slogan. Mientras hayan empresas empleadoras y ARTs que se beneficien con los conflictos de une laburante, no haciéndose cargo y solo ahorrando unos pesos, el título de la  efeméride de hoy será solamente un lindo cartel corporativo visto desde la autopista.