“El engaño y la complicidad de los genocidas que están sueltos. El indulto y el Punto Final a las bestias de aquel infierno”, dice León Gieco en “La memoria” sobre el genocidio perpetrado por los militares que se apoderaron del Estado en nuestro país para beneficio de los dueños de todo.
El martes pasado visitamos el Espacio para la Memoria Virrey Cevallos. Este lugar funcionó como centro clandestino de detencion, tortura y exterminio entre los años 1976 y 1983. Como en muchos lugares solo pudo funcionar por la complicidad de los dueños y el miedo y silencio de les vecines por ese entonces.
Un compañero nos recibió y acompañó a recorrer el lugar. También hablamos del contexto político de aquel entonces: Guerra fría, escuela de las Américas, exterminio de la subversión, dictadura, teoría de los dos demonios, entre otros.
Por ahí pasaron compañeres que fueron perseguides, detenides y torturades por luchar y organizarse para conseguir una sociedad distinta. Fueron reprimidos en la lucha por derechos y mejores condiciones para los de abajo. Queremos decirlo con todas las letras: Fueron exterminados por revolucionarios.
Recorrimos los distintos espacios del lugar: Una puerta de garaje corrediza por donde entraban los autos con los secuestrados directo a las salas de interrogatorio. Las salas de tortura, calabozos, puestos de vigilancia. Todos lugares que se pudieron identificar por los relatos de quienes pasaron por allí y sobrevivieron. Con lo que pudieron ver a través de una venda y construir, junto con otres, años después. Apenas bajaban del auto les llevaban a una sala con piso de madera donde los interrogaban y torturaban. Luego a las celdas. En las paredes hay placas con estas narraciones. Vale la pena acercarse a conocer el lugar.
Fue la primera vez que como organización visitamos un ex centro clandestino de detención. Fue muy fuerte estar ahí. Coincidimos en que por las cosas que hacemos en aquellos tiempos podrían habernos desaparecido, como a tantas otras personas. Nos quedamos reflexionando sobre lo importante que es mantener viva la memoria y trabajar para que estos espacios sigan abiertos y se conozcan.
No queremos ni permitimos que laven su militancia política para venderlos como “pobres víctimas”. Elles lucharon por otra sociedad y están presentes en todas nuestras luchas de hoy.
30.000 compañeres detenides desaparecides presentes ayer, hoy y siempre.