La Ciudad de Buenos Aires sigue expulsando cada vez más a quienes la habitamos y muy lejos de brindar soluciones habitacionales, se acrecienta cada vez más el abismo entre quienes ni siquiera llegan a un alquiler y quienes tienen una – o varias- viviendas ociosas. 

Mientras las inmobiliarias empezaron con el lobby haciendo correr la fake news de que se iba a derogar la Ley de Alquileres, Larreta se acordó de que es Jefe de Gobierno de CABA y lanzó un programa con beneficios para inquilines y propietaries. Pero no hay mucho para ilusionarse si te toca alquilar: 70% de bonificación de seguro de caución al que solo acceden quienes tengan un sueldo (o aval familiar) de 7 SMVM. Eso sí, solo para argentines y mucha paciencia porque las aseguradoras no son las que justamente quieren las inmobiliarias. También ofrecen un crédito para ingresar a una nueva vivienda que se puede pagar en hasta 36 cuotas que no son fijas. Un poco más de deuda para quienes ya tienen deudas. ¿Una madre soltera con dos hijes que no cuenta con sustento familiar, por ejemplo, podría acceder? 

Para propietarios la cosa es más clara: créditos para refaccionar y exención de algunos impuestos. Pero el problema de por qué no ponen las viviendas en alquiler es otro y se llama especulación inmobiliaria.

En otros países, ya que tanto nos encanta hablar de Europa, las viviendas ociosas no son muy bien vistas por el Estado. En Berlín en el año 2021 se expropiaron 200 mil viviendas vacías luego de que estallara una gran crisis inquilina porque había poca oferta y todo a precio ridículo. ¿Nos suena? 

Hay varios proyectos de ley dando vueltas que plantean la prohibición de las viviendas ociosas, pero están estancados o rebotan de todos los sectores porque no es muy difícil de imaginar que dentro de quienes tienen que legislar para el pueblo, hay propietaries o negociados con constructoras o grandes inmobiliarias. 

Mientras tanto, cada vez menos personas pueden acceder a alquilar, otras viven en hoteles con orden de desalojo y otras directamente en la calle. ¿Cómo planean una ciudad del futuro en la que no se incluya a sus propios habitantes? En la ciudad más rica del país, es inaudito.