El 10 de Diciembre se conmemora el día Internacional de los Derechos Humanos porque este mismo día, pero en 1948 en París, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La Declaración Universal sentó las bases de una de las características fundamentales de los derechos humanos: justamente su universalidad. No son concesiones de un Estado en particular sino inherentes a la condición de ser personas. Es decir, no debe existir distinción de raza, nacionalidad, género, religión, etnia ni cualquier otra condición.
Esa declaración está hoy presente en la mayoría de las constituciones del mundo; en nuestro país se incluyó en la reforma de 1994, dándole de esta forma jerarquía constitucional.
Muchas son las veces que esos derechos se vulneran en todo el mundo y también en nuestro país. Vivimos bajo un sistema capitalista que pugna por arrasar con los derechos de las y los ciudadanos, privilegiando ganancias sobre derechos. No podemos abordar este tema sin tener en cuenta la profunda crisis que atraviesa el país, el aumento de los índices de pobreza, pérdida de empleo, caída del salario real y destrucción de los ecosistemas.
En Argentina. las políticas de protección de Derechos Humanos tienen un alto nivel de adhesión sin lugar a dudas por la larga lucha que llevan desde hace varios años actores de la sociedad civil organizades para que estos reclamos sean parte de la agenda política. Los derechos que consiguieron los organismos en pos de la reparación de los crímenes de lesa humanidad ocurridos en las dictaduras militares siguen vigentes y se reflejan en nuevas luchas por derechos humanos aún no reconocidos ni garantizados. Un claro ejemplo es la organización y lucha de las mujeres y personas gestantes para conseguir lo que hoy se debate nuevamente en Diputados: la interrupción voluntaria del embarazo y el acompañamiento a personas gestantes y primeras infancias.
Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos se ha evolucionado en el entendimiento de nuevas dimensiones de los mismos. En las últimas décadas, se ha fortalecido la dimensión colectiva de estos derechos. Ya no sólo se considera que pertenecen a un individuo sino que existen derechos que son comunes a colectivos y comunidades enteras. La protección de nuestros bienes comunes o bienes colectivos, como el ambiente, la diversidad cultural, el acceso al agua y aire limpios, entre otros, son manifestaciones de énfasis de la dimensión colectiva de los DDHH.
También la igualdad ante la ley ha dejado de ser una cuestión de formalidad normativa con los DDHH para empezar a atender cuestiones de igualdad en el mundo real. De allí las grandes discusiones de pisos de igualdad que conlleva el análisis de los contenidos mínimos y contenidos máximos de los DDHH.
Actualmente, la humanidad se enfrenta a nuevos desafíos también a escala planetaria. La crisis climática, el sobreendeudamiento de los países, la crisis de la seguridad social en torno a la pérdida o transformación de los empleos formales, el incremento de los niveles de pobreza, los avances tecnológicos y la caída sin piso de las reservas naturales en todo el globo. En este contexto, adquiere preponderancia la discusión de nuevos matices de los tradicionales DDHH y el entendimiento de la necesidad de reconocer nuevos derechos, como por ejemplo, el derecho a la democracia participativa, el derecho de acceso universal y gratuito a los servicios públicos, el ingreso ciudadano universal, etc.
En el país, aproximadamente 6 de cada 10 niñes se encuentran debajo de la línea de la pobreza. Casi la mitad del país también sufre la pobreza económica. Estamos frente a una situación inconstitucional. La pobreza es una violación transversal de los DDHH y debería ser la prioridad de las políticas de cada gobierno.
No es suficiente reconocer en la letra de las leyes nuestra adhesión a los derechos humanos. Se necesitan políticas públicas, transversales, concretas y con eje en garantizar derechos básicos, elementales y por ende humanos, a todes y cada une de quienes habitamos el territorio nacional.
Desde La Defe creemos firmemente que no es posible el desarrollo de una sociedad más justa, equitativa, libre y plena sin la garantía expresa y real de que cada ser humane tenga garantizados los derechos que le corresponden por ser tal.