El camino de nuestra historia no es predecible ni aburrido, pues Argentina, pero hay un proceso que se parece en cada caso que ocurre: la adquisición de un nuevo derecho. Podría pensarse como una receta, ¿por qué no?

Hace un año GANAMOS el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. ¿Cómo fue?

Empezamos entendiendo nuestras necesidades. Cuesta reconocerlas porque no siempre golpean igual a diferentes sectores. ¡Importante! No relajarse con el discurso mediático; lo que puede estar matando a las personas de un barrio suele no llegar a Palermo.

La parte lamentable es que muchas veces, se llega al límite; la crisis hace insostenible la situación. Se empieza a precalentar el horno de la paciencia.

Ante la ausencia del Estado, leudan las luchas y las consignas aisladas se unifican en una gran masa. La ola verde, Ni una Menos, como sea. La lucha por el Aborto Legal data de muchísimos años más que el colectivo de Actrices Argentinas, no nos confundamos.

La presión llega al Congreso. Ahí niegan, se hacen les dolobus, ceden porque no queda otra, se arrepienten de dichos viejos, responden a amigos de sotanas, todo lo que se dice LA POLÉTECA.

En masa, unificada por momentos y por otros no, la presión aumenta. Se presenta un proyecto de ley, luego otro. Se marcha, denuncia, discute, se habla de números, se pintan iglesias. Un amparo por una niña muerta por abortar, luto nacional e impunidad para su violador, algún discurso esperanzador. Una Romina Tejerina presa, un pueblo llena las calles jujeñas para ir a acompañarla. Referentas y referentes que hablan sin que nadie escuche. Miles y miles de niñas y mujeres mueren a diario.

Acampe, vence el año legislativo, acampe. Pasa Diputados, escuchamos pavadas de hombres y mujeres que hablan de un bebé ingeniero. Pierde en Senadores.

En la mesa familiar las ideas se dividen, es un nuevo tema del que NO hablar. Pero muches hablamos cada vez más.

Crece la furia y se profundiza la emergencia, las muertes de miles se esconden bajo el privilegio de las que sobrevivimos.

Hasta que un día la ley sale del horno. Caliente, está que pela, estaba por explotar. La situación no se aguantaba más y el 30/12/2020, lo logramos. No fue magia, no fueron Cristina ni Alberto, fue el pueblo que aprende con cada derecho ganado los pasos necesarios. Seguíamos en pandemia y faltaron abrazos pero gritamos como si nuestra vida hubiera mejorado de repente.

Y solo fue una ley.  Ahora necesitamos seguir este camino hasta que a la clandestinidad NADIE vuelva nunca más.