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Mercado Libre: no todo lo que brilla es oro

By 13 mayo, 2021Sin comentarios

En 2020, el año de la pandemia, Mercado Libre fue la estrella: al cierre, registró una ganancia de US$ 1.709 millones, 55% más que en 2019, y se convirtió en uno de los selectos unicornios, como se conoce a las compañías que superan una valuación de US$1.000 millones. Pareciera que en días de Hot Sale todo es brillantina, ¿pero para les laburantes cómo es? ¿todo es perfecto en el castillo de Marcos Galperín?

Envíos en el día, descuentos espontáneos y variadas posibilidades de financiación. Además, una oferta infinita de productos: en Mercado Libre podés comprar desde un alfajor hasta una casa con un click.

Pero la magia del capitalismo es idéntica al ilusionismo de los magos: te distrae con una mano mientras el truco está en la otra. Así, los clicks se traducen en laburantes precarizades preparando cientos de miles de pedidos para responder a la demanda. Y para que el truco funcione y la atención no se disperse, la máquina tiene que ser perfecta: un relojito suizo, le dicen.

Pero, sabemos -¿sabemos?-, les laburantes no son máquinas, no lo serán ni habrían de serlo: son sujetos de derecho. Y acá es cuando el castillo de Galperín se convierte en una torre de naipes enclenque.

En 2019, Mauricio Macri le concedió a Mercado Libre un Convenio Colectivo de Trabajo hecho por un sastre: el 1591/2019, firmado por el Sindicato de Carga y Descarga, que conduce Daniel Vila. Este Convenio casi feudal disolvió la jornada laboral de ocho horas e implementó un banco de horas con un mínimo de 192 mensuales (si el trabajador las supera, gana días de descanso -y no cobra horas extra-; si queda por debajo, le debe horas a la empresa que deberá compensar al mes siguiente).

Además, Mercado Libre puede disponer jornadas laborales que superen las ocho horas reglamentarias y definir, según su conveniencia, los francos o vacaciones, que no pueden durar más de siete días corridos. Es decir: lxs trabajadorxs de Mercado Libre son propiedad de la compañía.

¿Y Marcos dónde está?

El flamante CEO argentino, ejemplo a seguir del emprendedurismo y las start-ups argentinas, referente del éxito selfmade y tantas otras paparruchadas argentinas, no vive en Argentina. A Marcos no le gusta la presión fiscal, entonces agarró las valijas y saltó el charco: hoy vive en Uruguay -un conocido paraíso fiscal- con su familia, y su hobby es gambetear impuestos a orillas del mar.

Galperín no es nuevo en el vecindario: entre 2002 y 2015 vivió en Carrasco. Volvió a Argentina en 2015. ¿Casualidad? El Convenio antes detallado sugiere lo contrario. Pero el año pasado retornó a Uruguay: “está cansado del manoseo, es insólito cómo este país expulsa a su empresario más exitoso de todos los tiempos”, deslizaron personas cercanas al empresario.

Una vez más, Galperín y Mercado Libre como referentes del éxito: éxito y espejitos de colores por aquí, precarización y superexplotación por allá.

La expansión

Hace algunos años que Mercado Libre abrió sus operaciones en Brasil, y tiene sentido: ganar el mercado brasileño es estratégico para conquistar, al menos, Latinoamérica. Tal es así que Amazon, la empresa de e-commerce más grande del mundo -y propiedad del ser humano más millonario del mundo, Jeff Bezos-, ni se atreve a tantear por estos lares.

Hace algunos días, uno de los fundadores de Mercado Libre anunció que en 2021 invertirán US$1.750 millones en Brasil. Parte irá a la apertura de tres nuevos centros de distribución y la compra de camiones y aviones; otra, a ser el sponsor principal del Flamengo, el club con más hinchas del país. Y acá el chiste: Mercado Libre y Amazon negociaron en paralelo el sponsoreo: ganó Mercado Libre. Que en Latinoamérica mandamos nosotros, carajo.

Pero, parece, Galperín no da puntada sin hilo. O no deja títere con cabeza. O le gusta hacer las cosas mal, menos vueltas: los grandes retailers -es decir, empresas del mismo rubro que ML- brasileños están preparando una demanda por monopolio y competencia desleal, que será presentada ante el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), el organismo regulador de la competencia de ese país.

Resulta que, según denuncian, Mercado Libre hace pequeños acuerdos con cada vendedor que publica en la página para no facturar las ventas, y por el servicio se lleva su parte. Un win-win ilegal. Además, continúa la denuncia, esta práctica, al no regular correctamente el comercio, permite que en MercadoLivre (no es un error ortográfico: es la plataforma en Brasil) se comercialicen productos de dudosa procedencia.

La precarización

Hace algunos días circuló un hilo de Twitter en el que un ex trabajador de uno de los almacenes de Mercado Libre Argentina denunciaba la violencia laboral a la que estuvo sometido y el despido injustificado que sufrió.

En el texto, detalla cómo la compañía contrata personal eventual -sin justificar la eventualidad- por tres o seis meses; pasados esos meses, despiden a todes y contratan otra tanda de “eventuales”. También relata la presión que ejercen sobre ellxs sus superiores, forzándolxs a cumplir objetivos imposibles con la promesa falsa de que, de alcanzarlos, permanecerán en la empresa.

Otras de las violencias que enumera en la publicación son que tienen 20 minutos para comer, deben fichar hasta para ir al baño y no les permiten ingresar con sus celulares, por lo que están todo su turno incomunicades.

Por supuesto, como la contratación es a través de PullMen, Meli o WebPack, consultoras mediante las que Mercado Libre terceriza a sus trabajadorxs, los despidos no ensucian a la empresa.

“Yo estoy defraudado y angustiado porque WebPack solo te llama cuando te necesita; cuando no, ni te llama. Solamente se trabaja uno o dos días por semana, que no es suficiente. Estaría bueno que el contrato eventual fuera al menos por seis meses y no por tres, porque tres meses no es nada. Y hoy no se consigue laburo en ningún lado, entonces siempre terminás cayendo en lo eventual. También estoy angustiado porque la empresa no quiere pagar la liquidación: quiere que renuncies, mandes el telegrama y listo. Y no es así: uno trabaja porque lo necesita. Y hay que luchar por nuestros derechos”, relató uno de los trabajadores que acompañamos en un proceso judicial.

Que quede claro: el responsable de todo esto, Marcos Galperín, es el hombre más rico de Argentina, dueño de un imperio, de una financiera -Mercado Pago-, inversionista, CEO de una compañía valuada más allá de los US$1.000 millones, contacto estrecho del ex presidente Mauricio Macri, con capacidad de ganarle una pulseada al hombre más rico del mundo.

Pero a nosotres no nos entretiene ver cómo se pelean lxs millonarixs ni festejar con ellxs sus ganancias. Nosotres acompañamos laburantes y vemos todos los días cómo son explotades, ridiculizades y engañades haciéndoles firmar renuncias con la promesa de volver a contratarlxs, cargándoles de tareas insalubres en jornadas extensas, sin posibilidad de descanso ni comunicación con sus familias. 

No nos importa cuán grande sea Mercado Libre ni cuánto dinero mueve si es a costa de laburantes; no nos importa cuánta plata ofrezca por jornadas inhumanas y desprecio de los derechos laborales, y a veces hasta humanos de quienes contrata.

No nos importa. Al contrario: Mercado Libre, te exigimos que devuelvas a cada une de tus laburantes el imperio que construiste. Porque sin elles no existís, Galperín: ni en la tapa de Forbes ni en Wall Street. Sos un pedazo de cartón mojado, Marcos, y para La Defe les laburantes son muchísimo más que pedazos de cartón.