De la calle Bermúdez al Centro Universitario Devoto- que funciona dentro del penal- hay unos cuantos controles, candados y un pasillo largo y lúgubre que conecta con el centro donde la bienvenida contrarresta con todo lo demás. Hace unas semanas los estudiantes vienen preparando el lugar para recibirnos.
Es el segundo día de Escuchar la cárcel: Primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Contexto de Encierro. Hay unas 40 personas de todas partes del país y del exterior con proyectos de comunicación y reinserción que son muy interesantes e importantes. Cristian, estudiante y coordinador de Filosofía y Letras, inicia uno de los recorridos por el lugar. El CUD es el primer centro universitario en contexto de encierro y es modelo para otros proyectos. Hay diferentes carreras y talleres de oficios.
Uno de los estudiantes de Economía marca la importancia que tiene para ellos estudiar: Además de tener una herramienta para cuando salgan, de 9 a 18 hs el lugar les permite la tranquilidad que no encuentran en los pabellones. Esto es algo que no pasa en otros penales, de hecho algunos vienen de Ezeiza para poder estudiar, pero remarcan que en muchas ocasiones esperan desde las 4 de la mañana en las leoneras y luego los llevan cerca de las 22-23 hs -para llegar de madrugada-, lo que genera un cansancio que a muchos no les da ganas de volver. Los cansan para que no salgan a estudiar, una forma sutil de castigo, de ese castigo que nos cansamos de decir que no funciona.
Las frases ricoteras decoran varias paredes como los rostros de Jesús, el Che y Evita. Pero también hay mucho arte, desde réplicas de obras clásicas como el Guernica de Picasso,hasta un ave fénix hecho con diferentes texturas y mucho laburo.
En uno de los pasillos funciona el SUTPLA- Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad-. Jorge, secretario general, cuenta lo que ya se sabe, pero es muy distinto escucharlo desde adentro: 8 de cada 10 presos son pobres y no parece ser un dato que importe a la hora de hablar de este sistema punitivista. La creación del sindicato hizo la diferencia para entender que estar preso no significa ser esclavo, por lo que se exigen determinadas condiciones y negociaciones salariales para los servicios y trabajados que se hacen adentro. Nada se hubiera logrado sin organización.
Claro que no es un mundo ideal. También hay muchas falencias que responden a la indiferencia del Estado desde no proveer insumos básicos de limpieza- algo que se hizo muy notorio durante la pandemia-, hasta la desatención de los organismos oficiales con los patrocinios gratuitos, por lo cual los propios estudiantes de Derecho asesoran a otros internos sobre cómo siguen sus causas.
Mientras algunos asistentes a la conferencia siguen conociendo el CUD, otros son entrevistados por estudiantes del taller de radio en el estudio de RadiOculta. Uno de ellos hace una pregunta clave: “¿Cuál es la imagen que tenemos los presos afuera?”.
La palabra que más se repite es “estigmatización” y esos estigmas son antes, durante y después de pasar por la cárcel. La sociedad ve a las cárceles como un mero depósito de gente donde no se merecen nada más que ser castigados. ¿Será esta la razón por la que en plena campaña presidencial solo se habla de construir más cárceles y más mano dura? El punitivismo es una posición cómoda que deja contentos a varios, pero no soluciona ningún problema de fondo, porque de hecho lo agranda. En todos estos años, ¿cuáles son los avances que vimos teniendo al castigo como única herramienta?
La salida por la calle Bermúdez nos lleva a los celulares que no tuvimos por más de cinco horas; pero también a procesar la experiencia. Se siente una bocanada de aire fresco que empuja un montón de gente que está demostrando que hay otras formas de trabajar en las cárceles en pos de una verdadera reinserción. Falta mucho por construir y habrá que plantarse ante los discursos punitivistas que la derecha ya instaló fuertemente. Como hay que plantarse para defender todo lo conquistado. Seguimos. Estamos.